
Las explotaciones piscícolas pueden verse afectadas por alteraciones de tipo biológico, físico o químico que dan lugar a situaciones estresantes las cuales pueden repercutir negativamente en el sistema inmune, afectando al crecimiento de los peces y a la tasa de supervivencia.
En nutrición animal, la inclusión de aditivos nutracéuticos tiene como objetivo mejorar el estado de salud de los animales. Algunos de los ingredientes de estos nutracéuticos pueden tener un potencial adaptogénico capaz de hacer frente a las situaciones de estrés y mejorar el sistema inmune. Por ello, las especies piscícolas de cultivo podrían encontrar en estas sustancias efectos beneficiosos para su salud que repercutirán favorablemente en la productividad.
Las sustancias adaptógenas se corresponden con extractos de origen vegetal biológicamente activos y seguros que pueden ser utilizados de forma continuada, aportando beneficios ante las situaciones de estrés, favoreciendo la homeostasis,
Algunas sustancias vegetales manifiestan acción adaptogénica e inducen en el organismo a una respuesta inespecífica frente a los factores de estrés, incrementando la actividad de las enzimas antioxidantes, mejorando la respuesta inmune innata y/o aumentando el recuento de linfocitos frente a desafíos bacterianos (barrera defensiva frente a procesos bacterianos oportunistas).
Para hacer frente a las situaciones estresantes el organismo reacciona liberando hormonas que dan lugar a la producción de glucocorticoides, fundamentalmente cortisol en la corteza suprarrenal y adrenalina y noradrenalina en la médula suprarrenal. Estas hormonas provocan un estado de alerta para afrontar la situación adversa dando lugar a un conjunto de síntomas de mayor o menor intensidad que evolucionaran en función de la duración de la situación que ha desencadenado la situación de estrés.
Si el organismo logra adaptarse a esta situación se normalizarán los niveles de las hormonas liberadas y los síntomas acabaran desapareciendo, pero en caso contrario, si la causa continua y el estado de estrés permanece en el tiempo, se producirá el síntoma de agotamiento y otras alteraciones orgánicas que pueden llegar a provocar patologías. Si el estrés se volviese crónico, entonces las hormonas liberadas actuarán sobre diferentes órganos y provocaran alteraciones a nivel vascular, cardíaco, inmunitario y dérmico.
Se han realizado investigaciones para tratar de conocer el mecanismo de acción de las sustancias adaptogénicas y como estas pueden atenuar los síntomas de estrés. Los adaptógenos estimulan la producción de dos sustancias involucradas en numerosos procesos fisiológicos, el neuropéptido Y (NPY) y la proteína de choque térmico Hsp72. El NPY participa en diferentes procesos fisiológicos tales como la homeostasis energética, y en el ritmo cardiaco, siendo un elemento clave en el proceso de estrés, presentando propiedades ansiolíticas.
Una mayor producción de NPY y Hsp72 mejorará la capacidad de adaptación de las células, con una doble acción. Por un lado, reduciendo la respuesta al estrés al actuar sobre la producción de las hormonas del estrés y por otro por tener un efecto antioxidante, actuando sobre los radicales libres que se producen protegiendo a las células. Estas dos acciones de las sustancias adaptogénicas son los motivos de su eficacia para aplacar los efectos negativos del estrés.
Los adaptógenos presentan una actividad continuada en el tiempo y su acción es más amplia que la de los antioxidantes ya que aparte de neutralizar los efectos de los radicales libres, ayudan al organismo a protegerse de los efectos del estrés a nivel del eje hipotálamo, hipófisis, glándulas suprarrenales y sistema nervioso vegetativo.

Las plantas más conocidas que tienen efecto adaptógeno son las raíces de ginseng (Panax ginseng), eleuterococo (Eleutherococcus senticosus), rodiola (Rodiola rosea L) y witania (Withania somnifera) y los frutos y semillas de esquisandra (Schizandra chinensis).
Los principales compuestos químicos que han mostrado ser responsables de la acción adaptógena pertenecen a los siguientes grupos químicos: saponinas, glucósidos esteroles, glucósidos del fenilpropanoide, fenilalcanoides y lignanos.
Liptosa ha desarrollado un producto nutracéutico con función adaptogénica denominado Liptosa iBooster® Aqua. Sus efectos han sido demostrados en ensayos realizados en la especie Tilapia (Oreochromis niloticus) los cuales finalizaron con un desafío bacteriano.
Algunas sustancias vegetales manifiestan acción adaptogénica e inducen en el organismo una respuesta inespecífica frente a los factores de estrés, incrementando la actividad de las enzimas antioxidantes, mejorando la respuesta inmune innata y/o aumentando el recuento de linfocitos frente a desafíos bacterianos.
Desde un punto de vista zootécnico, el grupo de peces alimentados con el pienso que incorporaba el tratamiento nutraceútico Liptosa iBooster® Aqua mostró mejoras significativas en los parámetros de ganancia de peso, FCR, SGR y crecimiento diario.
En los análisis de sangre realizados se observó que el grupo Liptosa iBooster® Aqua mostró tanto antes como después del desafío bacteriano un mayor valor de hemoglobina, hematocrito, recuento de células rojas y de células bancas, destacando el mayor recuento de linfocitos.
En la determinación de los valores de las enzimas antioxidantes SOD, catalasa y GPX se demostró una mejora de la actividad antioxidantes pre y post desafío respecto al pienso control. Estas enzimas son consideradas marcadores del estado de salud.
La lisozima es una enzima muy importante en la respuesta inmunológica innata, En el caso de los peces actúa sobre las paredes de las bacterias G(+) y G(-) (Tort y col,2003) siendo un buen indicador de las funciones inespecíficas de tipo inmune (Yavuzcan H,2006), actuando también como activador del sistema de complemento y los procesos de fagocitosis. En los ensayos realizados el valor lisozima fue significativamente superior en el lote Liptosa iBooster® Aqua en comparación con el lote control.
En resumen, la utilización de aditivos nutraceúticos con funcionalidad adaptogénica es una oportunidad para la mejora de la productividad en granjas piscícolas, permitiendo que las poblaciones de peces estén mejor preparadas para afrontar las frecuentes situaciones de estrés a las que se encuentra sometidas, incrementando los niveles de supervivencia.
AR 2022