La naturaleza y su sabiduría en el ‘Green Way of Life’

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Las soluciones naturales pueden ayudar a resolver muchos problemas de salud. Desde LIPTOSA trabajan para demostrar su eficacia y disipar posibles dudas relacionadas con el uso y modo de acción.

Ewa Sujka, directora comercial de Liptosa, empresa de producción de fitobióticos y nutracéuticos para producción animal, tiene muy presente la sabiduría de la naturaleza. La empresa en la que trabaja, también. “Es una frase que repito mucho. En Liptosa, afortunadamente, sabemos observarla y sacar provecho de todo lo que ofrece”.  El uso de soluciones basadas en extractos vegetales nos puede ayudar en producción eficiente y seguro, no obstante desde Liptosa no pretendemos lanzar el mensaje equivocado, de poder esolver todos los problemas de salud utilizando plantas, sería una irresponsabilidad e utopía.

Continúan así, aplicándolo a la salud animal, una tradición medicinal milenaria: “La humanidad lleva siglos utilizando plantas medicinales como cura para enfermedades independientemente de su marco histórico, geográfico o cultural. Cada región – China, América o Europa – tiene sus plantas típicas y sus remedios de toda la vida. Y si su uso no se ha extinguido, será por algo”.

Esta confianza en el poder demostrado de las plantas medicinales, los extractos y los aceites esenciales es lo que les ha mantenido a lo largo de su trayectoria fieles a ‘The Green Way of Life, una filosofía que tienen muy presente a la hora de idear, crear y comercializar sus productos, y que informa el planteamiento de todo su trabajo en un mundo en el que el abuso de antibióticos en animales con el fin de incentivar el crecimiento del ganado es una realidad aún demasiado presente, pese a las restricciones de uso cada vez mayores.

’The Green Way of Life’, para mí, es observar, escuchar y aprovechar las propuestas que surgen en el mundo natural. Muchos problemas de salud y nutrición se pueden resolver de manera natural, que no quiere decir menos eficaz o segura. La naturaleza tiene muchas propuestas que funcionan, y es algo que está demostrado, pero no siempre sabemos detectarlas y combinarlo con últimos avances de la ciencia”, explica Sujka.

“Muchos problemas de salud y nutrición se pueden resolver de manera natural, que no quiere decir menos eficaz o segura”

Lisa Collado, adjunta a la dirección comercial en Liptosa, ve el ‘Green Way of Life’ de manera similar. “En medicina humana, los recursos naturales también cuestan, pero están más integrados. Cada vez hay más gente que lo valora y te dice, por ejemplo, que está tomando árnica para mejorar las defensas o equinácea para estimular el sistema inmunitario. Y, al final, hay una historia innegable de que todo este tipo de productos naturales funcionan”.

Por eso, el proyecto de la empresa, apoyándose en esta filosofía, trata de dar la oportunidad a sus clientes de producir de manera segura, eficiente y respetuosa dentro del marco one health, respetando tanto la salud animal como la humana, además del medio ambiente. Lo que no quiere decir, sin embargo, que defiendan eliminar el uso de antibióticos por completo: “Nosotros sabemos cuándo y por qué hay que utilizarlos– explica Ewa –, y si tengo una neumonía yo no dudo en someterme a un tratamiento con un antibiótico u otro medicamento que me prescriba el profesional de salud. Del mismo modo, cuando un animal está enfermo, se han de emplear las medicinas necesarias para curarlo. Es nuestra obligación como veterinarios – y, como se suele decir, usa los antibióticos tan poco como sea posible, pero tanto como sea necesario.  Pero también lo es evitar que el animal enferme y garantizar que esté lo más sano posible, especialmente sabiendo que se puede hacer. Y nuestros productos ayudan a conseguirlo”.

LA PARADOJA DE LO NATURAL

Gracias a un cambio de legislación dentro de la UE respecto a los antibióticos y a que se implementaron normas mucho más estrictas, el uso de antibióticos en el mundo animal se ha reducido de forma considerable. Pero, tal y como explica Sujka, eso todavía no es suficiente para superar las reticencias de un público que todavía no dispone de suficientes fuentes de información sobre plantas medicinales que sirvan como referencia y como base para una investigación previa a su adquisición e implementación.

Eso, sumado a la variedad de criterios para catalogarlas, genera confusión y, en última instancia, desconfianza: “Algunos veterinarios y agrónomos siguen siendo bastante escépticos en cuanto al uso de plantas. No creen mucho en ellas y eso supone un problema, porque es nuestro púbico objetivo.

 

“Hay mucha gente que piensa que las plantas son unas hierbitas, pero creo que nadie va a cuestionar que la cafeína funciona”

Compuestos como la amoxicilina, tilosina o la colistina son productos químicamente definidos y registrados que todo el mundo lo conoce. “Abres un vademécum de medicamentos y todo está claro y, por lo tanto, no cabe ninguna duda para un veterinario: hay una enfermedad y autorizamos un medicamento que está químicamente definido y lo más probable es que el problema se solucione”.

En el caso de las plantas, sin embargo, éstas funcionan de formas mucho más complejas. “Hay modos de acción que se siguen investigando y no están todavía bien definidos: sabemos que funcionan, podemos observar el resultado, pero no sabemos cuál es el mecanismo exacto”, explica Ewa. Por lo tanto, confiar en ellas supone un reto bastante grande para mucha gente. Especialmente cuando hay modos de acción que son indirectos: actúan sobre muchos puntos del organismo a la vez, lo que ayuda a mejorar la salud general. Esto implica que el animal y su fisiología serán más resistentes y eficaces frente a una enfermedad. Es un factor que, a priori, puede parecer un hándicap, pero que a largo plazo supone una gran ventaja a favor de los fitobióticos. Su modo de acción tan complejo reduce la probabilidad de generar las resistencias bacterianas.

EL IMPACTO DE LA LEGISLACIÓN Y LA BUROCRACIA

Sin embargo, la implementación de controles de consumo más estrictos, de recetas digitales y la publicación de estadísticas oficiales supuso un cambio en la actitud frente a los fitobióticos y, podemos decir también, una mayor apertura a nuevos conceptos.

Otro desafío que encontramos es la legislación”, explica Collado. Las empresas como LIPTOSA se encuentran en el primer eslabón en la cadena alimentaria, y, por tanto, están sometidas a una estricta legislación y controles, especialmente dentro del marco regulatorio europeo.

No obstante, desde la perspectiva de una empresa exportadora, nos encontramos muchas veces con una falta de harmonización entre diferentes criterios, definición de ingredientes y el objetivo de su uso”, continúa. Por ejemplo, muchos extractos botánicos, bajo la legislación europea se consideran aromatizantes, pero en país de destino están clasificados como ingredientes activos, como si se tratara de medicamentos. Nombra como ejemplo la valeriana, para la que legislación europea es un aromatizante. “Y, como sabemos, la valeriana puede tener un efecto muy potente, por lo que esa cualidad aromatizante depende de la dosis. Situaciones parecidas ocurren muy a menudo en nuestro sector”.

SOLUCIONES A FUTURO

Collado y Sujka coinciden en que un cambio de medidas, una unificación de criterios o un papel legislador más activo en lo referente a nutrición pueden marcar una importante diferencia en cuanto al uso de fitobióticos: “Por eso hace falta que se pongan en marcha medidas nuevas, como mayores restricciones en cuanto al uso de antibióticos”.

Eso en Europa, afortunadamente, lo tenemos resuelto, pero en el resto del mundo todavía quedan muchos países sin una legislación firme que regule el uso de antibióticos en animales”, explica Sujka. También existen países en los que la legislación existe, pero en los que no hay control o una labor activa que garanticen su cumplimiento. “Es un punto muy importante que debe cambiar, porque tenemos que ganar conciencia a nivel mundial de lo serio que es el problema que tenemos en cuanto al abuso de antibióticos y las crecientes resistencias microbianas”.

Y no es infundado: según la OMS, se estima que en el año 2050 habrá más muerte por resistencias antimicrobianas que por cáncer. Y, como señala Sujka, “2050 está a la vuelta de la esquina”. Por eso, la reducción del uso de antibióticos y, especialmente, la concienciación de su uso responsable son temas cuya seriedad debería asumirse a través de políticas del gobierno central o mundial.

Se está haciendo esfuerzo, pero se debería hacer incluso más en forma de políticas de concienciación, porque todavía no son eficaces”. Mencionan que también se podría actuar a nivel de formación en las universidades y facultades de ciencias naturales enfatizando aún más en la importancia de la prevención, su estructura multifactorial (nutrición, medioambiente, comportamiento, manejo y bioseguridad) y en el papel que pueden jugar en este contexto las plantas medicinales.

 

LA IMPORTANCIA DE UNA INDUSTRIA SEGURA

Nuestros ganaderos son el primer eslabón en la cadena alimentaria. Por lo tanto, es muy importante asegurar que la materia prima que se utiliza en industria láctea o cárnica sea de la mejor calidad posible”, explica Sujka. Una parte muy importante de esta garantía llega a través de la trazabilidad, el hecho de que se pueda averiguar el origen del animal: dónde se ha producido, cómo se ha alimentado y en qué condiciones lo ha hecho.

En la Unión Europea, eso está muy controlado. La trazabilidad es, básicamente, del campo a la mesa. From farm to fork’, como solemos decir”. Con un poco de esfuerzo es factible, por ejemplo, si comes un chuletón averiguar la granja donde se produjo el animal que dio origen a esa carne. “Por eso es tan importante asegurar que el inicio de esta cadena de alimentación sea el mejor posible”, puntualiza Sujka.

 

“En la Unión Europea tenemos la trazabilidad muy controlada. Es, básicamente, del campo a la mesa”

En el caso de la nutrición animal, la legislación del etiquetado exige mucha más información que en el caso de la alimentación humana y los productos procesados. “Muchas veces en la etiqueta en el supermercado puedes leer ‘mezcla de aromas’. Nosotros, en nutrición animal, tenemos que especificar qué aromas utilizamos, qué mezcla hacemos y qué ingredientes, porque somos precisamente ese primer eslabón de la cadena. Por eso es tan importante. Al final, somos lo que comemos. De ahí la importancia de un exhaustivo control en toda la cadena de producción”.